Esta reflexión no tiene el objetivo de generar polémica, sino de servir como un toque de atención a todo aquel que ha decidido formar parte de la llamada "disidencia".

En este colectivo he conocido a muy buena gente, pero también a gente muy fanatizada con ciertos "ídolos" o "aspirantes a líderes" de la disidencia. Lo que siempre me gustó de este colectivo fue mismamente la ausencia de dichos líderes.

Hay ciertos tipos de personas que no admiten una crítica, por muy constructiva y educada que sea, a su ídolo. No están dispuestos al debate argumentado y sin falacias y atacan, difaman y descalifican (cuando no directamente expulsan) a aquel que muestre una opinión o información diferente.

Si eso ocurre entre "negacionistas", imaginaos si un "pro-inoculaciones" tiene la curiosidad de meterse en un canal o grupo disidente con la intención de informarse o debatir y muestra una duda ¿Qué imagen le quedará a esa persona de la "disidencia"? ¿No tenemos la intención de salvar y ayudar a la mayor cantidad de gente posible? ¿No queremos un mundo mejor?

Por eso tampoco coincido con los que arengan y propagan el mensaje de que somos superiores por ser "purasangres". Entiendo que muchos me dirán que esto surge como respuesta a la discriminación que sufrimos.

Pero, lo que sucede es que nosotros no tenemos una "sangre pura", tenemos una sangre normal, igual a la que teníamos antes. Nos hemos "salvado" no por hacer algo, sino por NO hacer algo dañino.

Nosotros nos quejamos de ser censurados y discriminados, y ahora discriminamos a los que ya tienen suficiente con llevar veneno en el cuerpo y censuramos al que no se ajuste a nuestras ideas, partidos o ídolos disidentes.

Sí, fuimos discriminados, y resistimos, pero también hubo gente que a pesar de decidir ellos 'vacunarse' no nos discriminaron a nosotros. No debemos ser como aquello que combatimos, si no de nada sirve la lucha.

Miquel Ruiz Ferri
(https://t.me/lasaludentusmanos)